En abril de 1945, el acorazado japonés Yamato, el mayor del mundo junto con otras nueve naves de guerra japonesas, embarcaron desde Japón para realizar un ataque suicida contra las Fuerzas Aliadas que estaban luchando en la batalla de Okinawa. Las fuerzas japonesas fueron interceptadas y destruidas casi en su totalidad por la supremacía aérea estadounidense desde sus portaaviones.
El Yamato y otros cinco barcos japoneses fueron hundidos. La batalla, acontecida en la etapa culminante de la guerra, puso en evidencia la resolución de las autoridades japonesas de llevar al extremo los ataques kamikazes para detener el avance aliado hacia el archipiélago japonés llegando al sacrificio de una armada sin protección frente a los ataques aéreos masivos. Para saber más